
La obra de David Cronenberg no es fácil. Cuando digo que no es fácil no me refiero a un enunciado como: esta película no la entendí. Tampoco me refiero a que no fue divertida. Sólo digo que no es fácil, no es fácil de ver, los ojos se lastiman, se sienten incómodos, se aprieta stop y luego play de vuelta. "Crash" es la adaptación cinematográfica de la novela de James G. Ballard. Un libro perturbador y ya de por sí polémico, que el director convirtió al celuloide pasándolo por su inimitable tapiz personal.
“Crash” es la fuerza con la cual chocan los automóviles, fuerza que excita a un grupo de personas y que las lleva a vivir al límite de la muerte con tal de experimentar una energía que los hace sentir en este mundo. La sangre que corre por las heridas y la textura de las cicatrices no aparecen como muestras de espanto, sino como la razón de tocar algo distinto, algo que sea y que dé una razón para seguir con vida luego de casi perderla a causa de fatídico destino.
Al nivel de los sucesos, encontramos a Catherine (Deborah Kara Unger) apoyada sobre una avioneta; la cámara devela lentamente que un hombre le está brindando sexo oral, ella se retuerce sobre el capote, todo parece apuntar a una porno. A continuación vemos a James (James Spader) en una situación similar, con otra mujer. Cuando estos dos personajes se juntan, descubrimos que son pareja y que aceptan las exploraciones sexuales mutuas con otras personas; también descubrimos que están esperando algo, algo que les cambie la vida. Mientras, tienen sexo en el balcón, el hombre detrás de la mujer como si no pudieran afrontar sus rostros, en las alturas de una autopista llena de autos.
Cuando James es atrapado por la casualidad y choca contra el auto de Helen Remington (Holly Hunter) comienza a delinearse el conflicto. Vemos que el acompañante de ella muere estrellado en el parabrisas de James. Ambos conscientes de lo sucedido se miran con tinte de atracción sexual, atracción que se confirma cuando Helen al sacarse el cinturón de seguridad devela su pecho desnudo.
Ya internado en el hospital del aeropuerto, James se encuentra lleno de cicatrices, con la pierna inmóvil y muy afectado por el accidente. En unos de sus paseos por los pasillos del recinto se vuelve a encontrar con Helen; ella también pasea, pero lo hace junto a un personaje extraño y retorcido que simula ser doctor. Este sujeto se acerca a James y lo observa como un especialista observa a un insecto por un microscopio, y nos muestra sin vergüenza su rostro lleno de cicatrices extrañas.
Cuando James y Helen se vuelven a reencontrar en el depósito donde yacen los automóviles semidestruidos, la situación da un giro inesperado. Helen lo seduce, tienen sexo en el auto y lo introduce en un sub-mundo de fanáticos de los accidentes automovilísticos. Allí conoce a Vaughan, este supuesto doctor que no es más que un adicto a la adrenalina de chocar. El grupo es grande, y sus personajes son tomados de un cuento de terror. Una mujer, que refleja “la mutación del cuerpo humano por la tecnología moderna”, aparece con sus piernas totalmente atadas a aparatos ortopédicos y fuma marihuana sin parar sentada en un sillón.
James se encuentra a sí mismo y descubre la emoción que anhelaba; sin dudarlo se introduce en este mundo paralelo haciendo partícipe de esta nueva experiencia a Catherine. Ella, desea a través del deseo él. Intenta por todos sus medios satisfacerlo tanto sexual como emocionalmente a tal punto que dejar violarse por Vaughan.
Escenas de sexo semiexplícitas en los asientos de los autos invaden la pantalla continuamente junto a escenas de accidentes en los cuales muere gente. Sí, la gente muere, Vaughan muere, siendo esto lo más “divertido” que puede suceder en un mundo que va hacia un destino incierto.
El límite se traspasa por este grupo de esquizos. Ellos, mutados corporalmente por un accidente apocalípticos en lo que refiere a encontrar LA felicidad, se territorializan en la energía que produce el choque entre dos entes: acontecimiento en el cual dos fuerzas se encuentran, en este caso de manera positiva.
Redimensionando lo que consideramos positivo, Cronenberg asusta al público naturalizando el horror de la muerte física.
Por último vemos a James y Catherine chocando en esta búsqueda, teniendo sexo mientras yacen lastimados a la orilla de una autopista que va hacia ningún lado, esperando. “Maybe the next one”.
Destacadas interpretaciones de los actores hacen de esta historia retorcida una obra maestra que intenta mediante el impacto llamar la atención de lo que sucede. Tanto la elección de las locaciones (industriales, oscuras) como las acciones que desarrollan cada uno de los personajes se encuentran meditadas y son claramente cuidadas por un director obsesionado por la belleza de lo horrible.
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